Buenos días, José:
Después de la reunión que mantuve contigo ayer, he pensado sobre la misma. Es una cosa que suelo hacer para saber cuál tiene que ser mi estrategia, para dar respuesta a lo que me viene planteando la persona que se relaciona conmigo.
Yo trabajo con objetivos que vienen marcados por lo que la persona me está pidiendo. La opinión que saqué es que tú venías a contar tu historia; y me contaste tu versión de los hechos. Si es eso lo que pretendías, yo ya me he enterado.
No tiene sentido que sigamos viéndonos para volver a contarme lo que sucedió. Esto no va a solucionar el malestar que tiene tu corazón.
Tampoco tiene sentido seguir viéndonos si soy yo el que lleve la iniciativa. No ibas a avanzar por el camino que tú tienes que recorrer.
Yo tengo amor propio y me gusta ser eficaz y práctico. La conclusión que saqué es que con tu planteamiento no íbamos a avanzar.
El cliente tiene la posibilidad de escoger al psicólogo, pero el psicólogo también tiene la opción de dejar a un cliente, si piensa que la terapia no va a llegar a buen puerto.
Tú me indicaste que habías ido a un psicólogo, que te había ido muy bien. Te recomiendo que sigas con él. A mí no me importa seguir contigo, pero con una actitud distinta de la que mostraste.
De todos modos doy por bien empleado el tiempo que hemos compartido, si te ha servido para:
- Clarificar qué es lo que quieres
- Ver el precio que tienes que pagar para conseguirlo
- A qué tienes que renunciar
- Establecer una estrategia para lograr eso que quieres, implementándola con las actividades y acciones necesarias.
Mi deseo es que, en todo este proceso, tengas en cuenta estas normas:
- Amate a ti mismo
- Haz el bien
- Aprende a perdonar
- No hagas daño
Un saludo y aquí me tienes si ambos creemos de verdad te puedo ayudar.
Santiago