La revista nº 259 de avivir está dedicada a este tema. Se titula: Cómo escuchar a la gente (Sus deseos, sueños, inquietudes y frustraciones).
En el día de la escucha, este año, el Teléfono de la Esperanza ha querido centrarse en la escucha de la gente, la de la calle, la de los pueblos y ciudades que se ven sin un interlocutor válido que atienda a sus necesidades. el Teléfono quiere abrir su objetivo debido a la urgencia del abandono del pueblo que en general se siente víctima tanto de los gobiernos como de otras instituciones,
He aquí los artículos de fondo:
- Los anhelos del pueblo olvidado
- Aprender a escuchar
- Los agujeros de la gente
- La familia del siglo XXI
- En la estacada
- Los anhelos del pueblo olvidado
Escuchar los miedos de la sociedad en que vivimos; tantos los miedos básicos (muerte, mutilación, soledad, pérdida de autonomía, daños al ego); como los miedos líquidos de la modernidad (temores indefinidos a los que buscamos, sin éxito, anticiparnos).
- Aprender a escuchar
acogida, en un espacio físico adecuado y con el tiempo suficiente”
- Los agujeros de la gente
Escucharnos a nosotros mismos.
por el camino, que se han ido convirtiendo en deseos inalcanzables, frustraciones permanentes y anhelos constantes por alcanzar un sentimiento
de bienestar y plenitud, lucha que nos dificulta para darnos cuenta de que ya somos seres completos y solo cuando lo vemos y lo aceptamos nos sentimos plenos.
- La familia del siglo XXI
Los cambios que la familia ha experimentado en los últimos cincuenta años
son, sin duda, los más profundos de cuantos ha vivido a lo largo de su historia
esta venerable institución. En un mundo que se adentra en el tercer milenio
con la conciencia de que a los hombres y mujeres de esta época les toca protagonizar trasformaciones económicas, sociales y políticas de profundísimo
calado histórico, la familia no podía ser una excepción, quedando al margen
de un proceso de esa naturaleza.
- En la estacada (El grito de los jóvenes en un mundo sin respuestas)
“Si estuviese mejor repartida la riqueza en mi país, si hubiera más justicia,
si no hubiese guerras, no tendríamos que emigrar, dice un joven pastor
venido de África”
protectora. Piden opciones, no mimos”
estamos convirtiendo en parásitos, sin horizontes, desmotivados, comiendo la sopa-boba en casa de nuestros padres”.
“Hacer de nuestras casas un espacio en el que los niños sean educados en el aprecio a la vida de todos los seres humanos.”
Es, en verdad, una gran propuesta, pero es necesario, también, educarlos en la responsabilidad, en la exigencia de uno mismo, en la lucha para conseguir un mundo mejor.